Artículo escrito por Mumia al conocer, por enésima vez, el rechazo a su apelación

Mumia Abu-Jamal

Publicado en Obrero Revolucionario #981, 8 de noviembre, 1998

Una vez más, la máxima corte de Pensilvania nos ha demostrado que el dinero de la Orden Fraternal de Policía (FOP) puede comprar la justicia. Haciendo caso omiso de la razón, de sus propios precedentes y de la más fundamental justicia, ha vuelto al yugo de la muerte. Haciéndole eco a la lógica torcida del juez Albert Sabo, la corte muestra una notable fidelidad a la fiscalía. Si es razonable que miembros de un tribunal reciban dinero de la FOP, y que por lo menos uno lleve una doble vida--fiscal un día y juez otro día en el mismo caso--entonces la equidad es una palabra tan hueca como "justicia". Parafraseando al juez Sabo, la justicia "es apenas algo emocional, un sentimiento".

En los últimos meses la Suprema Corte de Pensilvania ha ratificado sentencias de muerte, aunque con una lectura imparcial de las actas o de las apelaciones hubiera sido imposible ratificarlas. La corte ha hecho caso omiso de las pruebas de inocencia, ha pasado por alto claras pruebas de contaminación de jurados y se ha hecho la de la vista gorda ante la incapacidad de abogados defensores. En mi caso lo que ha hecho es perfectamente "normal". Es una decisión política, pagada por la FOP la víspera de las elecciones. Es el regalo de Día de Muertos de un tribunal inclinado a lo macabro.

Lamento que la corte no haya decidido a favor del lado justo de la historia; pero no me sorprende. Cada vez que nuestra nación ha llegado a una encrucijada con respecto al problema de la raza, ha escogido el camino de la componenda y de la traición. El 29 de octubre de 1998, la Suprema Corte de Pensilvania cometió un crimen colectivo: condenó al debido procedimiento judicial, ahorcó al juicio imparcial y violó a la justicia. A pesar de este legerdemain [truco] mantengo mi inocencia. Una corte no puede declarar culpable a un inocente. Ninguna decisión afincada en la injusticia es justa. La justa lucha por la vida, la libertad y la justicia por fuerza ha de continuar.