De los sionistas, sus especies,
peligros y tratamiento
Agustín Velloso
CSCAweb
(www.nodo50.org/csca), 18 de mayo de 2005
"Ni
los propios judíos si llega el caso -tanto dentro como
fuera de Israel- se salvan de los ataques del sionismo. Son diversas
las formas que toman éstos y uno de los casos más
sonados recientemente es el del profesor Ilan Pappe, a quien
se ha intentado expulsar de la universidad de Haifa, lo que incluso
ha afectado a alguno de sus alumnos, que no ha podido doctorarse
debido a que su tesis, dirigida por él, ponía en
evidencia la actuación de los sionistas contra los palestinos
en 1948. Los sionistas les describen habitualmente como 'judíos
que se odian a sí mismos' por el hecho de ser judíos,
un argumento realmente esclarecedor"...
Me cuentan amigos del CSCA
que un colega está escribiendo un libro sobre el sionismo.
Inmediatamente me he acordado de las ocasiones en las que durante
los últimos años me he relacionado con sionistas,
tanto en persona como mediante Internet y por otros medios.
Voy a recordar a continuación
algunas, no sin antes celebrar que he salido indemne en todas.
Esto no ha de tomarse como una bravuconada por mi parte, ya que
reconozco que todos aquellos, a excepción de los que me
he cruzado en Palestina, iban desarmados.
Sobre las experiencias en los
Territorios Ocupados hay poco que decir puesto que son varios
los que han pasado por ellas y han escrito al respecto. Están
los testimonios de cooperantes y activistas que han vuelto a
sus casas escandalizados porque ni siquiera se les ha permitido
poner un pie fuera del aeropuerto Ben Gurion y se les ha metido
en el mismo avión de regreso a su país. Estos encuentros,
como ocurre con los amoríos de los héroes del cine,
son breves pero intensos. Sin embargo apenas resultan un esbozo
de lo que es realmente el cara a cara con un soldado o un policía
de fronteras, es decir, un sionista menor de 20 años a
quien el Estado ha provisto de un uniforme, un rifle de asalto
y una ideología que le permite emplear aquellos para humillar
y oprimir a los palestinos a voluntad.
También están
los relatos de los que se han cruzado con sionistas uniformados
en Palestina. Igual que en la ficción, a veces unos piden
a otros que se despojen de parte de su ropa (¿adivinan
quién a quién?), pero la situación no resulta
igual de erótica que en la pantalla. Al contrario, los
contactos físicos iniciales no auguran un desenlace prometedor,
pasa que el sionista ha empezado a cachear al gentil. Si éste
es apartado del grupo con el que por casualidad comparte taxi,
sala de espera, o lugar en la calle, no es para proporcionarle
una cita a ciegas, sino para interrogarle de la forma más
humillante y fastidiosa posible.
No hay que olvidar los encuentros
"de luxe", que se producen si el visitante se integra
en la vida de los Territorios Ocupados y decide compartir por
un tiempo destino con sus habitantes. En este caso recibe el
trato habitual que corresponde a aquellos: acosos surtidos, toques
de queda y bloqueos durante días sin fin, tiros contra
todo lo que se mueve, con especial dedicación a los niños,
razias en abundancia y bombardeos indiscriminados en los barrios
más densamente poblados del mundo.
La única ventaja de
experimentar el trato de luxe es que después no hace falta
leer libros sobre el sionismo, ya que como decía Platón,
el sufrimiento es la vía regia del conocimiento. Si el
resultado es de muerte la víctima se convierte en mártir.
Sirvan estas líneas de homenaje a Rachel Corrie y a otros
que han sido asesinados como ella por los sionistas [1].
Estos encuentros en Palestina
admiten variaciones aunque tienen un elemento común: siempre
queda clara la diferencia entre el sionista y el gentil. Incluso
visto desde lejos se sabe quién es quién: el que
apunta con su fusil al otro es el sionista.
Por otro lado, ni los propios
judíos si llega el caso -tanto dentro como fuera de Israel-
se salvan de los ataques del sionismo. Son diversas las formas
que toman éstos y uno de los casos más sonados
recientemente es el del profesor Ilan Pappe [2], a quien
se ha intentado expulsar de la universidad de Haifa, lo que incluso
ha afectado a alguno de sus alumnos, que no ha podido doctorarse
debido a que su tesis, dirigida por él, ponía en
evidencia la actuación de los sionistas contra los palestinos
en 1948. Los sionistas les describen habitualmente como "judíos
que se odian a sí mismos" por el hecho de ser judíos,
un argumento realmente esclarecedor.
El camuflaje
del sionismo
Fuera de Palestina los sionistas
no siempre llevan sus armas consigo, aunque se supone que no
por falta de ganas, sino para que no se les reconozca a primera
vista. Por esta razón los incautos no se dan cuenta cuando
los tienen delante. A veces ni siquiera los que son algo más
entendidos se percatan de su presencia. Ello se debe a que el
sionista, como el camaleón en su ambiente, se mimetiza
muy bien con el grupo en el que se encuentra. Así, toman
la apariencia de profesores universitarios, periodistas y "expertos"
articulistas sobre terrorismo, participantes más o menos
espontáneos en programas de radio y televisión,
educadores de toda ralea, amigos de amigos que "comprenden"
a los palestinos, propagandistas de la no violencia por parte
de los palestinos, cristianos de diverso pelaje...
A pesar de lo que pueda parecer
es un error subestimar a los sionistas desarmados, ya que en
realidad son tan peligrosos como el resto e incluso más.
Ganan las batallas en las instituciones políticas internacionales
relevantes y ganan las mentes y los corazones de muchos individuos
con influencia sobre otros, así como el juicio favorable
de gran parte de la opinión pública en muchos países.
Para ello apelan con éxito a sentimientos xenófobos
contra los árabes, recurren al victimismo, animan a la
lucha antiterrorista, si llega el caso se remontan hasta los
Reyes Católicos y si lo anterior falla recuerdan al mundo
entero que ellos y solamente ellos son el pueblo elegido por
Dios.
De esto no se va a hablar aquí,
para eso está el libro en ciernes y hay otros publicados
desde hace años. Es más, si uno teclea "Zionism"
en el buscador de Google, la primera página electrónica
de las 780.000 que aparecen en la pantalla es ni más ni
menos que la de "jewsagainstzionism.com". Su primera
línea dice literalmente: "No todos los judíos
son sionistas". Si se usa el buscador A9, lo primero que
aparece es el texto: "Zionism destroys Judaism".
Ya lo sabíamos, pero
gracias de todas maneras. No se trata por tanto de criticar una
inexistente "conspiración judía", puesto
que la constante aunque silenciada- presencia de judíos
anti-sionistas de variada procedencia la desmiente, igual que
el movimiento de los objetores de conciencia israelíes,
algunos de los cuales van a prisión por negarse a empuñar
las armas a mayor gloria del sionismo. Se trata de saber que
los sionistas tienen un objetivo bien definido, están
muy organizados y relacionados, son más que hábiles
y trabajan duro y de forma constante. En lo que a España
concierne basta con comparar las actividades públicas
del embajador israelí con las de su "colega"
palestino, para darse cuenta del océano que les separa
en cuanto a pedagogía e influencia política se
refiere.
Mi recuerdo de una de estas
actividades explica bien este punto. Hace unos años se
celebró en el salón de actos del Instituto de la
Juventud, en la calle José Ortega y Gasset de Madrid,
una charla sobre el problema palestino, al que asistió
el entonces embajador de Israel, el secretario general de Amnistía
Internacional en España, el auto-calificado "primer
periodista occidental en Kabul" durante el ataque estadounidense
contra Afganistán para atrapar a bin Laden y un par de
conferenciantes más que no logro recordar por el tiempo
pasado, pero cuyos nombres quizás se conserven junto con
el del resto de participantes en algún archivo.
El malabarismo
de un embajador
En cuanto se sentaron los participantes,
el embajador israelí tomó la palabra en un castellano
elegante y con tono grave para pedir un minuto de silencio por
las víctimas del Holocausto. Todos se pusieron de pie
menos un servidor, que no por ello lamenta y condena éste
menos que nadie. ¿Cómo es posible que en un acto
sobre el conflicto palestino y sin venir a cuento se traiga a
colación el Holocausto? Ni el representante de Amnistía,
ni el periodista, ni ninguno de la mesa, por no decir del público,
al que casi se le podía escuchar llorar, cayó en
la cuenta del malabarismo del embajador, quien en un minuto se
había metido a la audiencia en el bolsillo y había
cambiado el ánimo y el rumbo del acto, ya sin remedio
orientado a los sufrimientos de los israelíes y a la contención
de lo que llamó terrorismo palestino.
Más recientemente, de
nuevo no recuerdo la fecha pero se trata de un programa de Radio
Nacional que está grabado, hablé a mis alumnos
de la Universidad a Distancia del conflicto palestino y sus efectos
en el sistema educativo. Es un programa de menos de quince minutos
y que se emite en horas intempestivas en fin de semana, así
que la audiencia ha de ser mínima. A pesar de ello, al
lunes siguiente la redacción del programa recibió
una llamada por parte de un oyente -en un castellano mejor que
el que usan muchos universitarios- que estaba muy preocupado
por esa emisión y que deseaba denunciar -con un interés
muy superior al que muestran muchos alumnos por los contenidos
que reciben- al profesor cuya intervención había
sido nefasta, llena de inexactitudes, etc., etc.
Años atrás, a
finales de los noventa, ese mismo profesor concluyó una
investigación sobre la educación para la paz en
Israel y en los Territorios Ocupados. Envió un artículo
con los resultados a la Comparative Education Review,
publicada en Estados Unidos, la cual se da a conocer como la
fuente más autorizada para el análisis de la educación
en todo el mundo. Su objetivo es investigar las fuerzas políticas,
sociales y económicas que influyen en la enseñanza.
Una de las conclusiones del artículo es que no importa
cuánta educación para la paz se imparta en las
escuelas, que de todas maneras es muy poca, porque lo que los
niños aprenden sobre todo es la violencia diaria a la
que se les somete y esta influencia educativa es inmensamente
superior a la otra.
De acuerdo con el procedimiento
habitual en las revistas académicas, dos colegas emitieron
sendos informes, muy largos pero muy poco interesantes para ser
reproducidos aquí. El editor no aceptó entablar
un diálogo a partir de mi respuesta a ambos y la publicación
del artículo, ni siquiera con la introducción de
reformas, quedó parada para siempre. A cambio me sugirió
que viajara a Estados Unidos para seguir en su universidad un
curso y poder aprender de él cómo hacer investigaciones.
Ese artículo fue evaluado por otros dos colegas para la
International Review of Education, donde apareció
publicado, previa introducción de algunas mejoras, en
1998.
Hasta aquí una muestra
de algunas actuaciones de sionistas de pro. Son duros de combatir
y usan todas las estrategias a su alcance para acabar con sus
enemigos, que son todo el mundo menos los demás sionistas,
siempre y cuando éstos no muestren fisuras, ya que de
lo contrario les aguarda lo peor. Hasta Sharon ha recibido amenazas
de sus correligionarios. Pero son muchos más los que andan
por ahí sueltos dispuestos a poner su granito de arena
en cualquier ocasión propicia. Pueden considerarse sionistas
espontáneos, de apoyo, como un cuerpo de infantería,
a diferencia de los otros, que son un cuerpo de elite.
Entre los más dedicados
están los lectores de artículos por Internet. He
podido comprobar que el mismo día, o al siguiente, de
publicar un artículo, mi buzón electrónico
empieza a recibir correos que me ponen, según decía
el clásico, como chupa de dómine, que para los
que no han estudiado bachillerato quiere decir que me insultan
hasta hartarse.
Cuando el sionista es de escasa
categoría intelectual, lo cual puede ocurrir, o se trata
de uno de esos sionistas espontáneos, se observa en seguida
que no piensa presentar sus argumentos en otro artículo
para responder al primero, sino que se emplea a fondo con argumentos
ad hominem. Como si quisiera demostrar que es más sionista
que los profesionales, se lanza sobre el autor aunque el artículo
no se ocupe de Israel, sino de Irak, Estados Unidos o cualquier
otro asunto que haga referencia a la violación de los
derechos humanos en Oriente Medio.
El insulto
como argumento
Sigue la cita literal, traducida
del inglés, de un par de correos a modo de ejemplo. Cualquiera,
no obstante, puede encontrar en Internet ataques similares a
montones y puede pedirme copia de los que yo conservo. Están
los que contienen insultos principalmente, como cuando a los
niños pequeños la rabia por un enfado parece cortocircuitarles
el razonamiento y sólo aciertan a patalear y llorar compulsivamente
hasta que se les pasa la crisis. También los hay que contienen
más razonamientos que insultos, a pesar de lo cual no
van mucho más lejos.
Empieza uno: "El Dios
al que dicen adorar los musulmanes es el mismo que el de los
judíos. Entonces ¿Por qué no admiten las
promesas que les hizo a los judíos?" Añade:
"Los prósperos países árabes tienen
envidia de Israel, por eso en vez de acoger a los palestinos
les azuzan para que aterroricen a Israel."
Otro comienza muy educadamente
pero dos líneas después no se aguanta y explota:
"Me ha interesado mucho su artículo bien escrito
(...) aunque deja claro que para usted no hay sitio para un solo
judío en Israel/Palestina. Se puede deducir que aboga
por el exterminio total de los judíos allí. Éste
es un punto de vista honorable, compartido por muchos en Inglaterra,
donde vivo y que a no ser por la legislación de la Unión
Europea nos hubieran quitado la nacionalidad. Entonces ¿por
qué no se sincera usted y admite que es partidario del
asesinato masivo incluidos los niños? Yo tengo un hijo
cuya fotografía adjunto- y por supuesto que no vivimos
en Israel, pero según usted si así fuera sería
admisible estamparlo contra la pared hasta matarlo." Sigue
la firma y, sorpresa, la foto de un sonriente rubito de unos
tres años.
La conclusión es que
si uno se enfrenta a un sionista armado ha de tener presente
en todo momento que tiene derecho a la legítima defensa,
que es a lo que recurren los palestinos a pesar de la enorme
diferencia de fuerzas y aunque están más solos
que la una en su lucha para sobrevivir al genocidio. Si el sionista
solamente escribe, no lo desprecie, al contrario, intente razonar.
Puede recibir una segunda comunicación como ésta:
"Lamento lo que le escribí, fue desmesurado. Estoy
impresionado por su respuesta". O como ésta: "Gracias
por su generosa respuesta. Voy a hacer lo que usted me recomienda,
me voy a preguntar por qué somos las personas más
odiadas de la tierra".

Notas:
[1] Véase
la página: www.rachelcorrie.org
[2] En relación
con el profesor Pappe, véase en CSCAweb: Ilan
Pappe: De la 'Nakba' de 1948 al 'transfer' de 2003: culminar
el proyecto sionista aprovechando la guerra contra Iraq | Ilan
Pappé: El muro en el corazón de Palestina | Ilan
Pappé: Los fantasmas de la 'Nakba' | 'Caza
de brujas' en Israel: Ilan Papé, profesor de la Universidad
de Haifa, amenazado con el despido inminente (N. del webmaster)
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